domingo, 18 de diciembre de 2016

Everything must go. Se acaba el curso de Acobe.

Pues tras unos meses de trabajo con el grupo de 21 personas, que finalizó en 17 miembros (los cursos los iniciamos con sumo placer y deseos de mejorar y lograr metas, pero la vida tiene sus propios planes y te ofrece cosas atractivas o te cambia el ritmo), como profesor me lo he pasado en grande.

Espero que ellas y ellos se lo hayan disfrutado también.

He tenido personas de Bolivia, Perú, Honduras, Puerto Rico, España, Paraguay y Ecuador. Y TODAS HAN APROBADO. Con su esfuerzo, claro, que no nos regalan nada.


Muchas gracias por los estupendos momentos que me habéis hecho pasar. Y recordad cómo se maneja una grúa... Que no nos falte el humor.



Pese a las limitaciones con las que se trabaja desde las fundaciones sin ánimo de lucro, en Acobe no hemos echado de menos nada, ni medios materiales, ni esfuerzo ni instalaciones aceptables. Y como voluntario disfruto de cada sábado en que paso unas horas compartiendo conocimiento y aprendiendo con los participantes. Ahora, empezarán sus prácticas en una Residencia, para que cuando asistan a una persona dependiente, normalmente una persona mayor (a quienes enfocamos el curso), sepan responder a la mayoría de los retos diarios con los que se van a encontrar. El resto, pues lo consultarán en las fuentes de que disponen en sus correos electrónicos, materiales, apuntes...


Y no pueden faltar las risas, aún a costa del profesor...



La misma escena anterior (me río al recordar lo gamberro que puedo ser como profesor y lo bien que les sienta mientras aprenden), desde otro móvil. Me pregunto cuántas versiones circularán en unos años y si no me perjudicará cuando me presente para impartir este u otro programa de formación para cuidadores. Supongo que el conocimiento no está reñido con la alegría de vivir.



Cada uno de los días ha sido más interesante, si cabe, que el anterior; las personas nos vamos soltando y no se necesita mucho esfuerzo para lograr voluntarias; en el caso de la movilización y transferencia, lavado del anciano, tareas que poder realizar con pacientes con deterioro cognitivo, al estar un tanto alejadas de la vida diaria, despiertan el interés y todo el mundo quiere participar y participa, porque de eso se trata. De aprender en un entorno protegido en el que poder aportar la propia experiencia.









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