lunes, 27 de febrero de 2017

Familia y Altheimer: Los niños

La idea de que hemos creado una sociedad donde solo existen los momentos de felicidad, donde el sufrimiento tiene que taparse, donde hemos de huir de todo lo que signifique dolor, está más en el ambiente de los publicistas y en las marcas de refrescos, con su chispa de la felicidad, que en nuestro universo diario.

En lo consuetudinario, salvo en el caso de los niños, solemos aceptar las dificultades y, de hecho, consideramos [esto es una hipótesis, supongo que alguien la habrá confirmado alguna vez, o descartado; en el caso de ser descartada se transforma en una creencia sin fundamento evidenre] que alguna persona es nuestra mejor amiga porque aguanta que le hablemos de todo y, especialmente, de nuestras vicisitudes y sufrimientos.

Foto prestada, como siempre
En el caso de los mayores con Alzheimer no podemos ocultar al niño la conducta extraña del abuelo o de la abuela.

Sobre todo, porque a lo mejor antes no tenía esa conducta y necesita una explicación para interiorizar el cambio. Al igual que hay diversos modelos de crecimiento, entre los cuales uno se va imponiendo, que consiste en ignorar la posible existencia de seres mágicos y de explicar las cosas con naturalidad a los pequeños (algunas de las ventajas son que los miedos irracionales pueden desvanecerse sin necesidad de tener que acudir al psicólogo en el futuro), también podemos ser sinceros con los críos, adaptando la información a su edad y crecimiento psicológico, sin confundir que sean pequeños con el hecho de que sean tontos o que haya que sobreprotegerlos.

Curiosamente, podemos contarle las cosas a los niños de un modo absurdo, como cuando le gritamos a un extranjero con la esperanza de que le atraviesen nuestras palabras, de que la contundencia les permita comprendernos.

Para charlar con los niños en el tema de que el abuelo tienen Alzheimer, que es de lo que estamos hablando, podemos echar mano de estas recomendaciones, Además, nos sugieren un precioso libro que no nos convertirá en pobres y que nos servirá para compartir con los más pequeños de la casa lo que está sucediendo.
Dentro de las iniciativas que se mencionan en el vínculo que he puesto más arriba, destaca el de Lola&Alzheimer, que han puesto a disposición de las personas interesadas el libro del proyecto en formato electrónico. Parece que tuvo tanto éxito que la edición artesanal se agotó.

Confiemos en reediciones o futuras iniciativas que puedan ayudarnos a integrar a los pequeños en las vicisitudes, porque el sufrimiento es nuestro y no debemos rechazarlo u ocultarlo sin más.

martes, 14 de febrero de 2017

Amores que no matan


En el amor, a veces las instrucciones de uso andan en nuestro corazon, exclusivamente.
Otro día cuanto algo más, pero al ser febrero catorce, poco tengo que decir. Amar y trabajar, las bases de nuestra existencia. Así es. Besos, cuidadoras, estéis donde estéis.









Me encanta esta pareja, porque hay mucha dignidad en lo que supone de esfuerzo de ambas, a pasear y al lograr que la vida diaria se normalice. Un paseo es lo más de lo más. Y si son dos. Seguimos vivos y adoramos al sol. Sí, de otra manera, pero lo adoramos.




Esta foto es tan emocionante. Con su barra de pan, sus manos y sus garrotas. Con su fuerza.



Todas las fotos son, de alguna manera, prestadas. Si alguien desea que las retire, pues, sin acritud... quitadas estarán. Pero son tan entrañables. ¿Que no?


martes, 7 de febrero de 2017

Cuidadores y compasión

En el libro La ciencia de la compasión, se habla de ella como un gajo de algo más grande que llamamos Mindfulness y que tiene que ver con el modo en que nos enfrentamos a las cosas que nos suceden o que hacemos que sucedan.

Desde la dirección de empresas, la ciencia del Management, se han escrito excelentes libros que ayudan a gestionarse a uno mismo y al equipo de trabajo. Entre los principios o afirmaciones que me han interesado más dentro de esa ciencia social de la dirección figura el siguiente:

Hay tres clase de personas desde el punto de vista de los acontecimientos:

- Quien hace que las cosas sucedan
- Quien analiza lo que sucede
- Quien no sabe ni qué sucedió (1)

Foto prestada
(1) Desde el punto de vista de la psicología puede interpretarse como que hay personas que actúan con el piloto automático y por eso no saben lo que sucede o lo que sucedió.

Con el Mindfulness tomamos conciencia de lo que es un pensamiento, un sentimiento o una emoción, en un momento determinado, lo ponemos al lado nuestro y seguimos adelante. Ese es el principio y esa es la razón de su éxito, no solo como técnica o filosofía en terapia, sino en la vida diaria, porque hay muchos cursos y muchas empresas que lo aprovechan para ayudar a sus trabajadores a, por ejemplo, reducir el impacto que la falta de compasión tiene sobre ellos y sobre sus clientes (alguna vez te habrán maltratado por teléfono al presentar una queja, te habrás sentido ignorada o un número o perdida, ¿no?, cuando el Otro te considera un objeto, un número, una cuenta cliente...).


La autocompasión tiene  que ver con ese diálogo interior hipercrítico que a veces nos somete a una tensión innecesaria, a una ansiedad y estrés que visto por nosotros mismos desde otro momento de nuestra vida provocaría más crítica o quizás COMPASIÓN.

Muchos centros terapéuticos tienen en el modelo de la compasión de algunos psicólogos cognitivos americanos un aliado nuevo, por cuanto que el plantemiento está en sintonía con la nueva psicología de vivir con ello, que, de alguna manera, reivindica lo que el viejo psicoanálisis pretendía, que viviéramos con ello, pero viviéramos...

Frente a modelos como el que difunde MJ Álava, cognitivo-conductual, basado en la premisa de que nuestras creencias son invalidantes, infundadas, fruto de un modelo de pensamiento cargado de suposiciones... las nuevas terapias abundan en que vivamos con ello, que no lo pongamos en tela de juicio, sino que actuemos a pesar de que esté con nosotros, de que verdaderamente tengamos esa situación. De este modo y conociendo el funcionamiento del cerebro, sabemos que algunas cuestiones dejarán de importunarnos, sin necesidad de confrontarlas con modelos de pensamiento contrarios a la evidencia. Porque si soy cuidadora, lo soy, no se trata de una creencia....

Hace poco tiempo que solicité que me ayudárais, completando un cuestionario de compasión, basado en uno de una autora muy conocida, que menciono dentro del vídeo. Analicé los resultados y os lo presento por si os son de utilidad. Eran 10 preguntas y te pueden ayudar aposicionarte.

 Resultados presentados por mi

Algunos modelos terapeuticos más recientes, consideran que nuestro sistema de alarma cerebral, que está muy desarrollado, se "tranquiliza" cuando le dejamos a un lado, como si se tratara de la voz que proviene del fondo de un lago, siendo yo el lago.

Bueno, lo dejamos aquí y si has llegado hasta el final, pues te dejo una entrada sobre compasión. Te gustará si estás interesada en profundizar en este tema.

Javier García Campayo
Hospital Miguel Servet, Zaragoza