miércoles, 28 de septiembre de 2016

El adiós: momentos dulces o no

¿Cómo se toma alguien la noticia de que entrar en el hospital puede ser lo último que realice, que la vida proseguirá sin ella ahí afuera, que la tristeza de las personas que la desean, quieren, aman, se enternecen con su tono, sus mohines, gestos, olores, dulzuras, no suman ni un día más en su favor?

Las películas nos orientan hacia las vidas intensas, de héroe, intensas, de grandes listas, con muchos objetivos. Personas que han vivido el universo dos veces. Antes las cosas eran más determinantes y nuestra vida apenas si transcurría en un espacio tan diminuto como el tiempo que duraba. Los recursos disponibles tampoco alimentaban la esperanza de estirarla mucho más.

Una película, eso es lo que te solicito. ¿Tienes alguna película que compartir, donde la vida se exprese con fuerza pese a la proximidad de la muerte y a su aparente monotonía? ¿Donde un guiso compartido, una copa de vino, una sonrisa, expresen todo lo que es, nos lleve a enternecernos y a compartir ese momento con la actriz, actor, como una pepita de oro que se nos brinda?

Propongo una. Espero la tuya. Gracias.

The family Stone, traducida por La joya de la familia




miércoles, 21 de septiembre de 2016

Curso Aux Ger 2016 ACOBE

Inicio este programa de entrenamiento, como formador voluntario, dentro de las actividades que desarrolla  la Fundación Acobe, con la que tuve ocasión de colaborar en otros programas, dentro de los antiguos CEPI, que desaparecieron durante la crisis económica.
Es un programa de formación de auxiliares de geriatría, con 150 horas de entrenamiento en el aula, seguido de las prácticas en residencias privadas.
Lo realizamos en sábado por la mañana y las alumnas y alumnos hacen el esfuerzo, tras su semana de trabajo, de madrugar y pasar media jornada, con gusto, en el aula.
Algunas de las personas formarán parte de ese numeroso colectivo que cuida de nuestros mayores a domicilio.
Foto prestada

En el día de hoy, aparece una noticia donde se destaca que el 94% de las personas mayores aquejadas de Alzheimer y algún otro tipo de demencia están al cuidado de la familia. Y es esa familia, precisamente, quien cubre los costes de la ayuda externa, casi siempre. Por ello es tan interesante que se formen y que deseen hacer este trabajo.
Les doy, sinceramente, las gracias a estas personas tan entregadas a la ayuda a los otros.

Un bonito artículo sobre pensar en el Alzheimer desde joven.

Y otro sobre la enfermedad y la implicación de la familia en su cuidado diario. Preciosas las imágenes que acompañan al artículo.

De paso, recojo esta noticia, de mayo de este año, donde se habla del programa de música con 355 personas diagnosticadas, que llevaba adelante el Auditori de Barcelona.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Cuidadores con 37 grados a la sombra

Las sillas son nuestras aliadas y cada vez más prácticas. Además, su adquisición puede estar subvencionada y es desgrabable (salvo los modelos "deportivos" de ruedas extra grandes) en el impuesto de la renta en este país. 

En una pequeña ciudad de costa, tras bajar del autobús.
Foto prestada
Durante el verano he tenido oportunidad de ver numerosas de éstas, especialmente a las horas a las que se puede respirar en la calle. Muchas de las cuidadoras son profesionales, personas que trabajan a domicilio, directamente o a través de una asociación o del ayuntamiento, si bien la mayoría de las personas que he visto son familiares y muchos de ellos de la misma edad, abundando las parejas que se hacen cargo de su media naranja durante estos duros tiempos.
En el centro de una gran ciudad. Foto prestada. 
La silla por sí misma no incrementa la vida social de las personas dependientes, pero la promueve; el parque, la terraza de cafetería, el centro social tal cual, son lugares donde la probabilidad de establecer contacto con otras personas ajenas a nosotros se incrementa. Y las personas dependientes mantienen su salud mental, la incrementa, la protegen, con las relaciones. Son numerosos los experimentos que avalan el hecho de que el aislamiento social produce tanto dolor mental que puede llegar a agravar las enfermedades; muchas personas en circunstancias de dependencia de otros se benefician de un entorno rico en relaciones, del intercambio con otros. Porque somos dependientes desde que nacemos, porque somos seres sociales, porque necesitamos influir en los demás y que nos influencien: con sus risas, sus anécdotas, sus comentarios, sus recetas, sus hobbies, sus narraciones.
Cada persona necesita escuchar la narración de otros para narrarse también lo suyo, para darle forma. 
Así que si tienes la oportunidad de charlar con alguna persona mientras está sentada en su silla, dedícale esos minutos que tan bien le van a sentar. Es de las pocas cosas gratuitas que las personas dependientes disfrutan. Porque, como la vejez, la dependencia impone renuncias. Pero la charla, la palabra, permanecen.